ES-ARA-CRB-003-009-016-005 - CRB - Fotografía histórica - Gelsa - Procesiones
María Usón Usón y Ricardo Marco Martín a la salida de la ermita

Descripción: La fotografía está tomada a la salida de la ermita de Nuestra Señora del Buen Suceso en lo que parece ser el día en honor a la virgen del mismo nombre o el día de una procesión importante para la localidad, puesto que hay gran cantidad de gente saliendo del templo y todos ellos visten ropas de arreg...
Municipio: GELSA
Localidad: GELSA
Lugar: ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DEL BUEN SUCESO
Procedencia: María Usón Usón
Año: [ CIRCA 1950 ]
Cantidad: 1
Soporte: FOTOGRAFÍAS
Dimensiones: 13 x 8 cm.
Papel fotográfico mate en blanco y negro.
Temas: PROCESIONES RELIGIOSAS,
Contenido: La fotografía está tomada a la salida de la ermita de Nuestra Señora del Buen Suceso en lo que parece ser el día en honor a la virgen del mismo nombre o el día de una procesión importante para la localidad, puesto que hay gran cantidad de gente saliendo del templo y todos ellos visten ropas de arreglar. Al fondo de la fotografía se distingue a una pareja, ella vestida con traje blanco y el con americana más oscura y corbata, que mira hacia el suelo; estos son María Usón Usón y Ricardo Marco Martín. A la izquierda de la imagen otra pareja posa detrás de un grupo de niñas que miran a cámara; estos son Cristobal Morellón Salvador y Pilar García García. Nota: Muchas son las historias y leyendas que se cuentan sobre la llegada de la Virgen del Buen Suceso a la localidad de Gelsa. Las gentes del municipio, deseosas por conocer la explicación de dicho acontecimiento, aceptaron como ciertas algunas leyendas que carecen de fundamento y credibilidad. Pero, a parte de esto, la Virgen del Buen Suceso de Gelsa tiene, sin duda, una verdadera historia que parece ser la siguiente. A mediados del siglo XVIII había en Gelsa una familia de nobles que, aunque residían en Madrid, visitaban con frecuencia el municipio, pasando largas temporadas en la localidad; se trataba de los Condes de Atarés, señores de Gelsa. Estos nobles tenían a su servicio a una doncella, cuya salud era bastante mala, la cual era muy devota, de la misma manera que sus señores, de la Virgen del Buen Suceso de la Corte, a la que solía visitar con frecuencia. Esta joven doncella manifestó a sus señores lo apenada que se sentía al no poder visitar a su virgen y pedirle por su salud mientras se encontraba en Gelsa; así pues los condes, que estimaban a su doncella y que compartían con ella la devoción hacia esta santa, decidieron construir en Gelsa una capilla dedicada a la Virgen del Buen Suceso, cuya imagen encargaron modelar a un notable escultor de la época. La ermita de Gelsa, en honor a la Virgen del Buen Suceso, se construyó hacia 1753, y tanto esta ermita como la imagen de la virgen que alberga se deben a la condesa de Atarés, Doña María Francisca Abarca de Bolea. La primitiva ermita de la virgen era algo más pequeña que la actual y de una sola nave; era de construcción sencilla y tenía una decoración modesta. Durante el primer siglo únicamente se llevaron a cabo en la ermita las tareas de conservación de la misma, así como las reparaciones necesarias, corriendo todos los gastos a cargo de los vecinos del pueblo. La fe a la Virgen del Buen Suceso aumentaba y el pueblo de Gelsa hervía en deseos de manifestarle a la santa su gratitud ampliando y decorando con más suntuosidad su templo, pero el pueblo no contaba con los medios necesarios, por lo que este proyecto tuvo que esperar. Fue Don Ramón Agustín Oliver y Lorca, sacerdote y devoto de la virgen, quien accedió alas súplicas de los fieles. La tarea era muy complicada, pero su amor a la Virgen del Buen Suceso, así como su talento y constancia le ayudaron. Tras recibir el beneplácito del Arzobispo de Zaragoza y con el apoyo del pueblo, el Sr. Oliver encargó el proyecto de la reforma de la ermita al arquitecto Don José Yarza, al mismo que el se dedicaba a recaudar el dinero necesario para sufragar los gastos de la obra, comenzando por donar todos los ahorros y parte de sus bienes, lo que sirvió de ejemplo para los vecinos del pueblo y los devotos de la virgen, que colaboraron con su dinero o donando materiales. El 14 de noviembre de 1853 el arquitecto presentó sus trabajos terminados y poco tiempo después se dio comienzo a la obra; el alcalde de la localidad, D. Agustín Falcón, y el sacerdote, D. Martín Miguel, colaboraron con el Sr. Oliver en la coordinación de dicha obra. Una vez finalizadas las obras de ampliación y decoración, el santuario quedó tal como hay se conoce, a excepción de algunas reparaciones posteriores. La ermita del Buen Suceso está situada al este del municipio; delante del santuario hay un extenso jardín cercado de tapia, plantado en 1898 bajo la dirección de Don Antonio Berdegal y Celestino, ingeniero agrónomo, y a cargo del ayuntamiento de la localidad. Aún hoy en día un numeroso grupo de gelsanos y gelsanas se encargan, de forma altruista, del mantenimiento de dicho jardín. A continuación del jardín se encuentra la Calle del Buen Suceso, anteriormente conocida como Calle Nueva, y a la que se le cambió el nombre cuando se amplió la antigua ermita; en aquella época esta calle constaba de pocos edificios, puesto que la mayor parte de los que hoy en día la forman se construyeron posteriormente. La Ermita de Nuestra Señora del Buen Suceso está formada por tres naves; la nave central, de 21 metros de longitud, está compuesta por cinco tramos cubiertos de bóveda de medio cañón con casquete encarzado. El coro, en alto, se sitúa a los pies de un arco rebajado. Completan la construcción dos naves laterales, un poco más cortas que la central, que se comunican con esta última mediante arcos de medio punto. En el ábside, que forma el presbiterio, está situado el altar mayor, construido de madera pintada por Don Felipe Puyo, de Zaragoza. Éste retablo está formado por dos órdenes de columnas que sirven de marco a la imagen de la Virgen, que está colocada en el centro, dentro de un arco abierto en el muro del ábside y cerrado por ambos lados con grandes puertas de cristal. En la nave del lado del evangelio hay cuatro altares; el primero, situado en el frente de la nave, está dedicado al Niño Jesús, representado en una escultura. El segundo altar, construido en madera pintada de varios colores, está dedicado a Nuestra Señora de Arcos. El tercero de los altares es el de Santa Bárbara, el cual fue donado por Don José Bravo, vecino de Gelsa, en su testamento, a la cofradía de dicha santa. El último altar, que de la misma manera que el segundo y el tercero está construido en uno de los arcos formados por el muro lateral de la nave, es el de San Pedro Mártir, patrón de Gelsa, al que está dedicada la iglesia parroquial del municipio. También en la nave de la epístola hay cuatro altares, que están colocados de la misma manera que en el lado del evangelio. En el primero de estos altares, de lienzo pintado, hay una escultura de San Agustín, mientras que en el segundo de ellos, construido en madrea tallada, se venera la imagen de Santa Lucía. El tercer altar alberga una imagen de Jesús Crucificado y el cuarto altar representa a San Cristóbal, que tiene al Niño Jesús sobre sus hombros. Desde el exterior del edificio puede apreciarse una estructura de naves escalonadas con una altitud de 22 metros. En el eje de la nave, sobre un pórtico de tres arcos de medio punto, de los cuales el del centro es mayor que los laterales, está la torre campanario. El templo fue quemado en el año 1936, aunque posteriormente fue reconstruida gracias a los donativos de los vecinos de Gelsa.



Dirección


Avda. de la Constitución, 16
50770
Quinto, Zaragoza

Teléfono


976 17 92 30